La reina de las hadas es peligrosa.
También escalar y nadar mar adentro.
Todo depende de quién y porqué se atrevan.
Ellas, las hadas son como ramas del bosque que pueden cantar, como vientos que saben reír y nieve que escoge donde caer, brotan de la natura y sus caprichos y danzas lo son tanto como el clima, cuando no son el clima mismo.
Tal como las hormigas se agitan antes de la lluvia y las aves duermen a pleno día durante los eclipses, cuando el mundo se ajusta y se pone serio en los solsticios y equinoccios, volátil y femenino en las lunas llenas, o cruento e intransigente en las tormentas, así las hadas de todos los reinos y linajes viven los ciclos y los encarnan: Cantan por el mundo. Canta el mundo a través de ellas.
De esta sagrada fusión algunos pueblos de algunos hombres algo han entendido y pocos rituales sobreviven a su estupidez… ¿O hay quien cree todavía que la navidad es solo ventas de invierno, el halloween una oportunidad de espantar al vecino y la fiesta de San Juan un pretexto para la borrachera?
Son el ritual de renovación del mundo, el enlace con los espíritus de los muertos y la locura de limpieza respectivamente.
Y si los hombres han olvidado sus propios rituales ¿Cómo esperar sobreviven a los rituales de la naturaleza?
Danzan las hadas y el mundo nocturno se trastorna. De día se dirá que son círculos de piedras megalíticos, círculos de hongos caprichosos, cercos de flores raras…
Pero quien de noche las he visto sabe la diferencia entre sus sueños baratos de sexualidades y temores ante los erotismos y terrores que solo son verdad bajo la luna llena.
Son los corros de las hadas ¡Y hay de quien no se prevenga!
Siempre al centro y en toda regencia está la reina, una hada dama de otoño, o una driada dama de bosque, o una nereida dama de lago, o una ninfa dama de sexos, o una bruja en aquelarre… Siempre una en eco de la diosa blanca, luna, madre, hermana, amante, bruja, santa, puta.
Le sigue el cerco de danzantes fervorosos vasallos naturales de cada reina: duendes y pixiës entorno a elfos en las cortes de hadas y driadas; nixies y silkies entorno a damas cisne en las cortes de las nereidas; sátiros y centauros en torno a minotauros en las cortes de las ninfas; trasgos y arpías en torno a espectros en los aquelarres de las brujas.
Y también están invitadas las bestias que a diferencia de los hombres, aún son fieles a sus instintos: aves y ratones, ranas y salmones, cabras y monos, gatos y lobos negros, cada cual al son de su ama y señora en los lares que ellas dispongan.
Y aquel que ose entrar en su cerco… aquel que se atreva interrumpir su canto… aquel que tenga el coraje o desespero para saltar dentro…
Tendrá doble joroba.
Vivirá cincuenta años en una sola noche.
Será de piedra y despertará en siglos con musgo encima.
Se lo llevarán a las entrañas de la tierra para devorarlo lento.
Y en el mejor de los casos, amanecerá con nombres en los dientes.
A menos que le deba un favor uno de los danzantes…
A menos que porten un objeto mágico de hierro…
A menos que sean los más grandes cantores y envidia de los danzantes…
A menos que porten una estrella en la frente…
O que tal sea la necesidad y desespero de su misión, que confían a los dioses para velar por ellos.
En todos los casos, solo se salva el que halle dentro de sí un pedazo de hada…
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